A modo de protesta.


Voy caminando despacio por las calles de mi hermoso Guayaquil nocturno, en mis auriculares suena “Viva la vida” de Coldplay… luces, viento, el estero, el malecón, Urdesa, etc. voy relajado observando un hermoso espectáculo natural y urbanístico que ofrece un Urdesa nocturno.

Sin embargo, hay una cara oculta, una realidad que pocos quieren observar, cegados por la indiferencia, ocupados en nuestros asuntos, focalizados en nuestras metas, encerrado en el mundo de cada uno. ¿No es alarmante el grado de indiferencia que podemos llegar a tener?, ¿es posible aceptar que a pocos metros de una zona donde hay restaurantes, bares y discotecas, donde hay algarabía, despilfarro, excesos, libertad, encontremos a personas iguales a nosotros que no tienen NADA?

Personas iguales a nosotros que en vez de buscar o elegir dónde ir a comer deben pasar de lugar en lugar, de basurero en basurero, de esquina en esquina para encontrar algo que comer. O que en vez de elegir donde pasar la noche deben buscar sitio para tirar un cartón o un colchón viejo y poder descansar, ante el frio inclemente, con apenas algo en el estómago, viviendo su desgracia en la soledad de la noche… me cuestiono si realmente esos seres humanos se lo merecen… que es lo que hemos hecho mal para permitirnos ver este tipo de situaciones y no hacer nada más que levantar un muro de indiferencia y agradecer que no seamos así.

Me pregunto hasta cuando nos permitimos esto, me pregunto si hoy tenemos claro que la dignidad humana debe ser respetada, hoy me pregunto si realmente hay una escala de valores en las personas, me pregunto si nos damos cuenta que nosotros mismos nos estamos destruyendo. Uno de los males más grandes de la sociedad contemporánea es el individualismo. “A veces, el hombre moderno tiene la errónea convicción de ser el único autor de sí mismo, de su vida y de la sociedad. es una presunción fruto de la cerrazón egoísta en sí mismo”[1], y debido a esto, es que hoy en día ya no nos importan los males, con tal que no me afecten y me permitan alcanzar mis metas, al final lo que tenga y consiga en mi vida será merito propio. Y con un montón de personas que pensamos así, el mundo no se dirige hacia ningún lado. Nos hemos alienado frente a la pobreza, a la violencia, que destruyan la dignidad de la persona o que se irrespete la vida, total son temas que han llegado a ser “polémica de gente de mente cerrada”, o “tema de gente aburrida o religiosa” o tema de poca relevancia, cuando es desde allí que empiezan todos los males. Es preocupante ver el poco interés por temas trascendentales y más aun en la generación de jóvenes de hoy.

La gran realidad es que hemos descuidado la misión que teníamos, yo creo que nos hemos olvidado de cumplir la tarea que me teníamos encomendada en la construcción de este mundo. Creo que valores relevantes para el crecimiento social como el bien común, la solidaridad, la justicia social y la subsidiaridad han sido olvidados, queremos crear un mundo que funcione a nuestra manera, sin estar dispuestos a hacer algo, a renunciar a algo… hoy se ve normal lo que antes no era así. Hoy la pobreza es ignorada, el niño que limpia los vidrios aparte de ser usado es ignorado, pero la vida sigue y nuestro sentido de escándalo social está muerto, nuestro deseo por cambiar realidades no es escuchado, nos estamos resignando a esto, cuando no debe de ser así.

Por eso, escribo esto… porque de algún modo creo que la caridad ya no es suficiente.  Ya basta de la caridad sin solidaridad, pues esta solo sirve para acallar mi conciencia. Pero tampoco necesitamos solidaridad sin subsidiaridad porque acabará siendo asistencialismo que humilla a los necesitados. Necesitamos hacer conciencia, necesitamos ver las realidades, necesitamos hacer algo por los demás, y ese “algo” solo me corresponde a mí(a ti, a él) encontrarlo.

Se acaba VIVA LA VIDA, voy llegando a casa, llegando a mi comodidad, a mi entorno familiar, llego y me encuentro con mis hermanos, las comida caliente, la ropa limpia, mi tablet, mi guitarra, las notificaciones en facebook, los rt de twitter, los mensajes de mis amigos, y sé que llegando a casa ahí está mi felicidad… pero no puedo permitirme olvidar mis cavilaciones… mañana será otro día, pero puede ser el principio de algo grande, puede ser que desde mañana me enrole en el proyecto más necesario para la humanidad… crear  una “civilización de amor”, más humana, más preocupada por los problemas sociales, mas entregada a mejorar el bienestar social… quizás es utópico, romántico e inverosímil… pero acepto el reto y te invito… No necesitamos conocernos para trabajar por el mismo fin, no necesitamos una rueda de prensa para anunciarlo, no necesitamos auspiciantes, ni al gobierno, necesitamos voluntad inquebrantable, trabajemos en silencio, mejoremos el mundo que tenemos…¿te unes?...






[1] Caritas in Veritate, Capitulo Tercero: Fraternidad, desarrollo económico y sociedad civil. N° 34 . Pág. 51

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