Cavilando y cuestionando.... la vida de un caminante!

Qué, ya no queda nada Todo se fue Desapareció como la sombra cuando la noche me cubre ¿Qué espero? ¿Por qué sonreír ahora? ¿Qué significa la vida? Que rata más asquerosa que carcome mis huesos y mi corazón ¿Qué quiero? ¿Que busco? ¿Cuál es el sentido de mi vida? ¿Porque sonreír? A pesar de todo Nada cambia todo sigue igual Nada me sirve nada me alegra Aquello que antes me enamoro fue una ilusión Se lo han llevado Ya no está aquí… dónde lo volveré a encontrar Quizás será mejor así; Sin amigos, sin porqués Sin sonrisas duraderas ¿Que soy?, ¿que busco? ¿Para que nací? ¿Dónde encuentro estas respuestas? ¿Dónde está a felicidad? ¿Existe de verdad? No sé, no la encuentro donde creí que la encontraría Donde, donde? Mi alma está rota No es la primera cicatriz que tiene Pero hay una herida que no cierra Y por ella se escapa mi vida ¿Dónde está ella? La felicidad ¿Dónde? Acaso Dios se olvidó de crearla ¿Dónde la puso? ...

Voy caminando despacio por las calles de mi hermoso Guayaquil nocturno, en mis auriculares suena “Viva la vida” de Coldplay… luces, viento, el estero, el malecón, Urdesa, etc. voy relajado observando un hermoso espectáculo natural y urbanístico que ofrece un Urdesa nocturno. Sin embargo, hay una cara oculta, una realidad que pocos quieren observar, cegados por la indiferencia, ocupados en nuestros asuntos, focalizados en nuestras metas, encerrado en el mundo de cada uno. ¿No es alarmante el grado de indiferencia que podemos llegar a tener?, ¿es posible aceptar que a pocos metros de una zona donde hay restaurantes, bares y discotecas, donde hay algarabía, despilfarro, excesos, libertad, encontremos a personas iguales a nosotros que no tienen NADA ? Personas iguales a nosotros que en vez de buscar o elegir dónde ir a comer deben pasar de lugar en lugar, de basurero en basurero, de esquina en esquina para encontrar algo que comer. O que en vez de elegir donde pasar la noche ...