No lo conseguí, mi barco se hundió…



Hoy ha vuelto a pasar, me hundí, ya quisiera yo que mi mundo solo sean las sonrisas que recibo y doy. Pero volvió a pasar… empero dentro de mis cavilaciones escucho siempre la misma conclusión. No podría vivir sin mis elucubraciones o mis utópicas imaginaciones. Pensaba en la problemática actual de los migrantes (legales e ilegales), muchas dificultades para salir adelante. Un problema más de los que nos tenemos que ocupar los que soñamos con un mundo mejor, lleno de oportunidades y de alegría.

Por ello, papel y lápiz en mano, empecé a escribir una sola idea…
“Quiero descubrir a quien hoy me necesita, quiero gastarme ayudando[1]...

Hace unos días, huyendo de la dura realidad de mi país, nadaba con mi amigo hacia Lampedusa, hubiéramos llegado, teníamos mucha ilusión y esperanzas, pero quizás el dolor y el rechazo de un mundo indiferente le quitaron las fuerzas para seguir. Levanto por última vez la mirada y me dijo:
Mario, da este recado a los míos:
"No lo conseguí mamá,
Pero no se lo digas a los hermanos,
Ni a papá.
Diles que llegue a ese lugar
del que tanto nos hablaba el abuelo
donde los tanques echan agua
y las balas son de caramelo
que aquí no me falta el pan
ni el dinero para pagar.
Que sigan luchando
Por un mundo mejor.
Diles que vivo en Italia
Y que mi barco no se hundió."

¿Será que esto cambia?,

¿Cuántos nos sensibilizamos por hechos como este, acaso lloramos ya la pérdida de uno como nosotros que quería días mejores para su familia? , ¿Quién lloró por mi “amigo” que murió luchando contra el mar, dejando atrás una tierra sin oportunidades?

Nos hemos olvidado de sensibilizarnos por estos eventos, por tanto esta es la Globalización de la Indiferencia, la misma que decía SS Francisco, nos ha quitado la capacidad de llorar por los demás, la que nos lleva a vivir alienados dentro de una cerrazón individualista que olvida a los demás.

Quizás nuestra autentica búsqueda de la sociedad de bienestar nos ha hecho olvidar de otros pierden su dignidad viviendo en condiciones paupérrimas, con necesidades básicas insatisfechas o sin lo mínimo para llevar una vida normal y alegre...

Pero, ¿quién se hace responsable de toda esta problemática?,  esperamos que gobiernos, fundaciones o ONG se preocupen de ello… ¿Será que somos capaces de virar la cara a las necesidades de hoy, sin poner mi energía, alegría  tiempo y esfuerzo para mitigarlas?

¿Qué puede hacer uno de nosotros ante el monstruo de la tragedia, la pobreza y la vida indigna?
¿Estoy sembrando un mundo mejor, cargado de una visión social que enaltece al prójimo y cuida de él? Guardo la esperanza, de que en memoria de mi amigo, sepamos hacer por los problemas sociales. Que sepamos acoger al migrante, que le demos una sonrisa al pobre [sea cual fuere su situación], que sepamos ser solidarios e invertir nuestros esfuerzos por construir un mundo más humano, porque no, una civilización de amor.

Doy mi último adiós a aquel que muere [pierde su vida o su dignidad], quizás no puedo asegurarle un mundo mejor a los suyos en el futuro, pero les prometo que le diré que en su memoria, muchos buscarán descubrir a quien hoy los necesita y se gastarán ayudando a los demás….

Y eso ya es un comienzo, devolvamos esperanza.
.

Ver noticias de migración: 




[1] Alberto Hurtado, “Al encender una vela…” 

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