Arraigar en el corazòn un deseo de cooperar!

Fuente: Recuperado de http://www.geographylists.com/chile_santiago.html

Mirando distraído los detalles que le ofrece la Plaza de Armas, va el Caminante que todos ya conocen. Reconoce lo perdido que ha estado, en estos últimos meses, la vida ha pasado tan rápido que no siempre le deja tiempo para salir a rebuscar historias.

La verdad es que ante tanto murmullo, desfile de hombres y mujeres cual hormigas, caminando en direcciones definidas, mirando su celular, sonriendo, viendo las ofertas de los escaparates o simplemente contemplándose a la luz de sus anhelos y deseos. La estampa de la Plaza es hermosa, hasta que escudriñas los detalles. Como dice una mala canción por ahí: “Las nubes gris, también son parte del paisaje”… y es cierto, pues realmente observando detenidamente, encuentras historias de dolor, sufrimiento y esperanza, migrantes sudorosos intentándose comunicar con sus países, humanos que infortunadamente son ignorados por ser pobres o pedir comida en cada esquina, aquellos vendedores ambulantes que quieren salir con las justas este mes, el señor del telescopio, los enfermos que piden fuera de la Catedral de Santiago, un poco de comprensión y amor.

Es cuando, se deja la distracción de un paisaje que obnubila y se presta atención a los detalles, y te cuestiona lo mal que trata el mundo (del que como caminante es miembro activo desde hace 25 años). Comienza a preguntarle a la vida la razón por la que el mundo hace esto con los que sufren, son olvidados, pierden la dignidad por no tener un lugar para vivir. Alguna vez, se preguntaba, ¿Dónde están los humanos comprometidos por mejorar la vida de los demás y hacer este un mundo mejor?... Estaba pasmado, estaba pensativo, melancólico y preocupado. No quiero cree que su última reflexión fue: “Ni con toda la plata, el poder de decisión y los esfuerzos de las fundaciones, organismos internacionales y ONG se va a poder hacer nada”…

Pero siempre existe la opción de que con un pequeño gesto mágico del ser humano las cosas den un vuelco, actos pequeños como el amor,  la justicia, el bien común, la cooperación y  la solidaridad… sea como sea que lo llames, es MAGIA. Pues tiene la capacidad cambiar las realidades inmediatas y terrenas. Lo hermoso de esta magia, es que no se necesita ser un gran mago y montar un gran número de magia para entregarla a los demás… y el acto empezó, cuando una señora de buen porte y modestamente [elegante y sobria diría yo] obsequio a Agustín una funda llena de patatas (papas) fritas, recién adquiridas de un puesto de comida rápida. La reacción de nuestro buen Agustín, luego de una tarde sentado pidiendo una monedita para poder llenar su estómago, y luego poder comprar alguna ropita para poder luchar contra las inclemencias del clima y la indiferencia. Sin embargo, una vez en sus manos, agradeció tan buen gesto, poco acostumbrado a percibir, e inmediatamente después, le dijo a Javiera, cuya mal la tiene postrada en su silla de ruedas con las extremidades inferiores inmovilizadas, si quería compartir con el aquel manjar recientemente recibido. Vieran la sonrisa brillante que adornó la cara de Javiera por tan noble gesto.

Dicho gesto, que no lo esperamos de las personas que menos tienen, ni mucho menos con tanta facilidad, DA ESPERANZA!!!. Me lleva a pensar lo tremendamente limitados que somos al creer que no podemos hacer, al menos algo cada día por los demás. Quizás es bueno pensar en que es cuestión de desprendimiento, o de un simple deseo de cambiar realidades. Le llevó mucho tiempo darse cuenta al caminante, que el desprendimiento le regala la oportunidad de darle a los demás de lo tuyo a pesar de que no cuenten con lo que le corresponde. Y hacer algo así, necesita de heroísmo, pues quien puede renunciar a algo, no porque debe elegir hacer una de dos posibles acciones, sino quien decide por darle más de lo que se tiene, es un héroe.

Y así, un acto de magia se dio en la Plaza de Armas, nos deja muchas preguntas por responder, ¿Por qué tenemos esta gente, quienes inhumanamente pierden su dignidad, pidiendo algo de atención, dinero o comida?, ¿Por qué nos permitimos aun la pobreza?, ¿Por qué nadie hace nada por los demás? Ese día Agustín hizo un montón por Javiera, regalo una sonrisa, compartió de lo suyo y cooperó a la sociedad con un ejemplo heroico de desprendimiento a pesar de sus necesidades.

Ya de camino a casa, quiere que este acto de magia no caiga en saco roto, quiere llevarse arraigado en su corazón el deseo de cooperar, por más pequeño que sea su aporte, por más ínfima que sea la acción, como diría Joachim Bauer: “Cooperar, ayudar a otros, que gobierne la equidad, son motivaciones básicas que se encuentran de forma global y ancladas biológicamente en el ser humano. Este modelo aparece a lo largo de todas las culturas” y ojalá que no desaparezca en las nuestras… 

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