Voy caminando despacio por las calles de mi hermoso Guayaquil nocturno, en mis auriculares suena “Viva la vida” de Coldplay… luces, viento, el estero, el malecón, Urdesa, etc. voy relajado observando un hermoso espectáculo natural y urbanístico que ofrece un Urdesa nocturno. Sin embargo, hay una cara oculta, una realidad que pocos quieren observar, cegados por la indiferencia, ocupados en nuestros asuntos, focalizados en nuestras metas, encerrado en el mundo de cada uno. ¿No es alarmante el grado de indiferencia que podemos llegar a tener?, ¿es posible aceptar que a pocos metros de una zona donde hay restaurantes, bares y discotecas, donde hay algarabía, despilfarro, excesos, libertad, encontremos a personas iguales a nosotros que no tienen NADA ? Personas iguales a nosotros que en vez de buscar o elegir dónde ir a comer deben pasar de lugar en lugar, de basurero en basurero, de esquina en esquina para encontrar algo que comer. O que en vez de elegir donde pasar la noche ...
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