De aquellos “NO” de hoy que serán un “SÍ” mañana.
Estimado Mario [de hace un par de años...],
Sé que es bastante raro escribirte una carta a ti mismo. Lo hago
desde la intimidad, desde la serenidad, lo hago desde aquellos momentos de
cavilación, despojado de todo respeto humano, de toda elucubración, lo hago
desde tu esencia, lo hago porque quiero aislar la influencia de los
sentimientos, que en muchas oportunidades no te permiten actuar con
ecuanimidad, claridad y voluntad. En la poca vida que hemos recorrido juntos,
tu parte sensata, alegre y pragmática ha luchado contra tu parte derrotada,
triste y pesimista [en años posteriores les dirás "mis ángeles y mis demonios"]. Concretamente te escribo porque deseo que tu lucha te va a llevar hacia algún sitio.
La vida está plagada de buenos momentos y malos también.
Aquellas expresiones de “la vida es color
de rosa” o “vida con cero
sufrimiento” no entran en la realidad, pues se quedan adornando nuestros
deseos utópicos y mediocres de días y vidas fáciles. Querido Mario, la vida es
una guerra y te va a dar miles de batallas en la que hay dos resultados. Puedes
desear la victoria de la batalla o puedes desear que la suma de tu lucha y tu
esfuerzo te lleve a ganar la guerra.
En nuestra cabeza se proyectan cada uno de los momentos hermosos
y determinantes en nuestra vida que nos han traído felicidad, aquellas
victorias forjadas en el esfuerzo, la dedicación y la constancia. Danzan ante
nosotros cada palabra de elogio, cada distinción, aquella hermosa sensación del
deber cumplido… pero, y ¿los fracasos?, ¿y aquellos NO que se nos dijo por
distintos motivos?, ¿y aquella injusta decisión que nos dejo triste y
frustrados?... aquellos momentos que nos llevan a adoptar dos posturas, huir
de ellos y a dejar de luchar. Es sabido que huir de ellos nos impide aprender
lecciones vitales e importantes, dejar de luchar nos quita la libertad, nos
oprime, destruye nuestra iniciativa y nuestro deseo de emprender cosas nuevas,
nos lleva a dejar de intentarlo, a buscar seguridad, a forjar mi destino en el
radio de lo que yo puedo planificarme, me encierra y por último, no me deja ser
feliz.
¿Por qué huimos de ellos? la victoria tiene un gran sabor… la
derrota, no. José Saramago decía: “la
derrota tiene algo POSITIVO, NUNCA ES DEFINITIVA. En cambio la victoria tiene
algo negativo, jamás es definitiva”·
Esto me lleva a creer que en la vida no podemos pasar a la victoria sin ser
derrotados, sin fracasar.
Uno de nuestros escritores favoritos, Carles Dickens, dijo en una
oportunidad: “Cada fracaso le enseña al hombre algo que necesitaba aprender”. Ante la adversidad, ante aquellas oportunidades no
aprovechadas, ante aquellos proyectos fallidos, ante becas, premios o
reconocimientos que no fuimos acreedores, ante todo esto debe prevalecer un
espíritu dispuesto a aprender de cada caída.
Lo que realmente importa no es evaluar que estamos perdiendo o que no ganamos,
sino lo que nos puede enseñar cada golpe de la vida.
Por qué no creer que aquel NO mañana se convertirá en un SÍ del
que voy a estar orgulloso? o acaso las mejores espadas no necesitaban ningún
golpe para ser forjadas? Pasamos horas lamentando porque no ganamos algo,
envenenando nuestra mente con falsas historias, destruyendo el nombre de
instituciones, hablando mal de los demás… y si mejor tomamos las riendas de la
situación y buscamos darle un giro que nos lleve a utilizar esta dificultad
para tomar fuerzas y salir disparado a la lucha, sin miedo, sin rodeos, con la
convicción de que la meta es alta, de que depende de nosotros si decidimos cortanos
las alas y lamentarnos o si decidimos volar.
Luchar y buscar, alcanzar, sufrir sin desfallecer… como diría
aquella canción, peleando porque la calle está llena de rendidos.[1]
Hambre de gloria, deseos de grandeza, metas, sueños solo se lograrán en la
medida que nos entreguemos a la lucha. “Nuestra gloria más grande no cosiste en no
haberse caído nunca, sino en haberse levantado después de cada caída. Confucio”.
Depende de ti, de llegar donde quieras, de no dejarte conquistar
por la derrota, el miedo, el fracaso. Siendo inteligentes y aprendiendo a
identificar las circunstancias en las que debemos actuar… SER INCONQUISTABLES…
SER INVICTUS[2]: Pues
aun cuando las puertas se cierren, nos den la espalda, nos digan que NO,
perdamos, sintamos que de nada valió el esfuerzo, nunca lo dejes, nunca te des
por vencido…”SOY EL AMO DE MI DESTINO, SOY EL CAPITÁN DE MI ALMA”[3].
Cual Tony Meléndez, “NO DIGAS QUE NO PODÉS”, la reacción
está en ti, todo lo que te tiene el mundo preparado depende de tu entrega,
lucha, amor y voluntad… no pienses en ese “NO”, no pienses en ese rechazo,
piensa en cómo hacerlo un “SÍ”. Y veras como aquellos NO se convertirán en SÍ,
y cuando todo llegue a su fin… serás feliz.
Te atreves?,… está en tus manos.
Lo lograrás? …
Si, lo lograrás… y serás eterno…
Con aprecio.
Mario [el del 2013].
PD: dedicado para honrar a la memoria de mis amigos que han
luchado… a los mejores amigos de la CE, Hernán Villalba, Mi querido
abuelo, mi padre, mi herman@s que no están, los admiro y su
ejemplo me invita a luchar.
INVICTUS
Más allá de la noche que me cubre
Negra como el abismo sin fin,
Agradezco a los dioses quienes quiera que sean,
Por mi alma inquebrantable.
Negra como el abismo sin fin,
Agradezco a los dioses quienes quiera que sean,
Por mi alma inquebrantable.
En las garras de la circunstancia
No he parpadeado ni llorado alguna vez.
Bajo los golpes del destino
Mi cabeza sangra, pero erguida.
No he parpadeado ni llorado alguna vez.
Bajo los golpes del destino
Mi cabeza sangra, pero erguida.
Más allá de este lugar de ira y lágrimas
Yace el horror de la sombra,
Aún con la amenaza de los años
Me encuentra y me encontrará sin miedo.
Yace el horror de la sombra,
Aún con la amenaza de los años
Me encuentra y me encontrará sin miedo.
No importa cuán estrecho sea la puerta,
Cuán cargada de castigos la sentencia,
Soy el amo de mi destino:
Soy el capitán de mi alma.
Cuán cargada de castigos la sentencia,
Soy el amo de mi destino:
Soy el capitán de mi alma.
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